Las luces de una discoteca de flickering iluminan una fiesta salvaje, donde las inhibiciones se dejan en la puerta. Los huéspedes se entregan a encuentros apasionados, sus gemidos resonando a través de habitaciones vacías. Las cámaras móviles capturan cada momento explícito, asegurando la inmortalidad para aquellos que se atrevieron a soltar.